El tiempo pasa aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa. Incluso para mi.
- Qué, ¿sigues enamorada?
- No, no sigo enamorada.
- Joder... ¿estás bien?
- Sí, mejor que nunca, es un alivio dejar de depender de alguien que solo trae desgracias a tu corazón.
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