Nunca nos conformaremos con nada, siempre lo queremos todo. Vivimos toda nuestra infancia queriendo ser mayores, cuando tocamos la madurez, nos arrepentimos de no haber vivido la infancia como queríamos, y nos pasamos todo ese periodo pensando en lo que echamos de menos aquellos tiempos, y deseando que lleguen tiempos mejores. Y así llegamos a la vejez, cuando nos damos cuenta, que por soñar, querer y añorar, hemos perdido toda una vida, y entonces querremos vivirla. Pero ya será demasiado tarde, ya estaremos en nuestros últimos soplos de aire como para poder recrear todos y cada uno de esos momentos perdidos, por querer soñar.
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