El tiempo pasa aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa. Incluso para mi.

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16 dic 2011

Sabina.



Puedo ponerme cursi y decir, que tus labios me saben igual que los labios que beso en mis sueños. Puedo ponerme triste y decir que me basta con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre, tu dueño. Y si quieres también puedo ser tu estación y tu tren, tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado, tu Dios, tu asesino. O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea. Puedo ponerme humilde y decir que no soy el mejor, que me falta valor para atarte a mi cama. Puedo ponerme digno y decir toma mi dirección, cuando te hartes de amores baratos de un rato me llamas. Y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red, tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu hastío. O tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento y te deja abrazada a una duda en mitad de la calle y desnuda. Y si quieres también puedo ser tu abogado y tu juez, tu miedo y tu fe, tu noche y tu día, tu rencor, tu por qué, tu agonía. O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea. O tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento y te deja abrazada a una duda en mitad de la calle y desnuda. O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea.

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